¿Será verdad?

Hace uno rato, al estar escuchando a Fernanda Tapia en su programa de radio en la W, transmitieron un sondeo que hacía referencia a las telenovelas.

Según las respuestas de la gente casi nadie veía telenovelas. La verdad no me lo creo, por acá en dónde vivo a la hora de la telenovela de las 9 hasta la luz baja y si vas al super lo encuentras vacío; así que todo mundo debe estar viendo la telenovela estelar.

En lo personal, yo si veo telenovelas; también me echo de vez en cuando mis ratos de tele chatarra (Laura, Cosas de la Vida, Casos de Familia, etc); ya saben esos programas que no aportan nada, que sabe uno que son malos pero no puedes dejar de verlos, algo como lo que sucede con la comida chatarra.



Sin embargo además de ver TV me gusta leer, salir de paseo, ver películas, visitar museos, ir al teatro, cocinar y un sin fin de actividades que me enriquecen; la televisión es sólo una parte de mi entretenimiento.

Parece que lo que realmente sucede no es que las personas no miren TV, tampoco que seleccionen su programación solo sintonizando canales culturales, lo que realmente sucede, según yo, es que ver televisión se ha convertido en sinónimo de incultura, de ignorancia, de estupidez y por ello se niega hacerlo.

Ahora, la realidad es que todos vemos televisión, todos en algún momento hemos visto una novela y por más mala que sea nos quedamos ahí mirándola, divirtiéndonos, burlándonos y/o criticando la trama y las actuaciones pero a final de cuentas las vemos.

El problema de la televisión no es realmente sus contenidos sino como reaccionamos frente a ellos y eso aplica no solo para las novelas sino para toda la programación.  Mientras lo hagamos como divertimento, con ojo crítico, sin olvidar que las telenovelas son ficción y que los noticieros siguen una línea editorial, sin olvidar que no es la vida real.

Porque, cuando nos dejemos envolver por la telaraña, cuando empoderamos a los medios no necesitamos verlos; aún apagados nos gobiernan.

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